lunes, 6 de julio de 2009

Plaguicidas en nuestros alimentos


Los avances en la tecnología de los alimentos a permitido desarrollar procedimientos más eficaces en la producción para el consumo masivo y muchos países desarrollados han logrado discriminar entre los procedimientos nocivos para la salud y los mas seguros y sustentables y optar obviamente por estos últimos.

Me encantaría decir lo mismo de Chile pero... bueno... estamos mas bien lejos de aquello. He aquí un ejemplo bastante elocuente.

El año 2006 el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) elaboró un estudio titulado “Programa de Monitoreo de Residuos de Plaguicidas en Vegetales, Año 2006” que fue finalizado en 2007 y cuyos resultados han sido sistemáticamente y hasta el día de hoy, ocultados a la opinión pública por parte del Ministerio de Salud y del mismo SAG sin que exista una razón para ello y a pesar de que se trata de un estudio financiado con fondos públicos. Sin embargo los resultados del estudio salieron a la luz pública gracias a la acción de los dirigentes María Elena Rozas de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina (RAP-AL), Lucio Cuenca del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), Juan Carlos Cárdenas de Ecoceanos, Omar Pérez de la Liga Ciudadana de Consumidores y José Luis Hernández de CONADECUS, quienes los dieron a conocer el día 5 de Septiembre de 2008.

Si sumamos la negativa reiterada del SAG para entregar el estudio y los alarmantes resultados que este arrojó y los intentos de bajarle el perfil al tema por parte de las autoridades, estamos ante una situación bastante grave.

El análisis detectó insecticidas y fungicidas de gran toxicidad aguda y crónica. Entre ellos, plaguicidas con efectos cancerígenos y teratogénicos (malformaciones congénitas), y alteradores de los sistemas nervioso, reproductivo e inmunológico. También cabe destacar que en todas las muestras analizadas se encontraron valores por sobre la norma de la Unión Europea del Límite Máximo de Residuos (LMR).

Las frutas estudiadas provenían de las regiones Metropolitana, III, IV, V, VI y VIII, mientras que las hortalizas provenían de todas las regiones del país a excepción del tomate que principalmente era de la I región.
Los productos que presentaron la mayor cantidad de residuos de plaguicidas fueron los pimientos (24 tipos diferentes de plaguicidas), tomate (17), uva de mesa (16) y duraznos (16), por ello es esencial plantearse la duda de que hasta qué punto todas estas nuevas tecnologías han sido en pro del mejoramiento de nuestra alimentación

Consultado por el tema, el presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas (Afipa), asociación formada por empresas líderes en investigación y transferencia tecnológica, Rafael del Río, hizo un comentario increíble: “No es bueno estar sobre la norma, pero el impacto depende del hábito de consumo. No es lo mismo si se consume un kilo de tomates a la semana que un kilo al día”.
Si les parece poco, Francisco Bahamonde, director del SAG declaró: "Todo es perfectible, y este diagnóstico nos permite ver si las acciones están bien o mal encaminadas para mejorar lo que se está haciendo. Pero, además, debemos comparar los reportes de residuos de frutas que exportamos a la UE. De los millones de cajas, 3 o 4 son rechazadas en un año".
Significa que para la autoridad competente, los graves problemas a los que están expuestos quienes adquieren los productos desarrollados para consumo interno son un detalle “perfectible” que no es preocupante si se le compara con los estándares que sí cumplen aquellos productos destinados a exportación.


La alarmante y “perfectible” situación dejada al descubierto por el estudio del SAG, acarrea todos los graves problemas de salud mencionados mas arriba que son especialmente dramáticos en lo referido al cada vez mayor número de nacimientos de niños con malformaciones congénitas en zonas agrícolas, por ejemplo, ya en 1991 la doctora del Hospital de Rancagua Victoria Mella informaba que en la maternidad de ese hospital, nacían tres veces más niños con malformaciones que en el resto del país; y cada vez más los análisis de los centros médicos de la zona apuntan al uso masivo de plaguicidas.

Este es un ejemplo de cómo los avances tecnológicos y científicos no siempre están al servicio del bien común, y de cómo la ignorancia respecto del tema nos hace vulnerables ante peligros como este.

Fuentes: Edición No 55 periódico “El Guardián de la Salud”

1 comentario:

  1. Para aquellos que tienen un trabajo o estilo de vida exigente con una exposición constante a los peligros ambientales. https://lrt-editions.com/

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